jueves, 4 de diciembre de 2014



LA MISIÓN

Llovía estruendosamente. Un coche  conducido por un anciano de facciones muy arrugadas y mirada siniestra  atravesaba en aquel momento la carretera. Al formar la curva el auto comenzó a patinar y dio tres angustiosas vueltas de campana antes de ir a parar sobre un denso matorral, quedando inmóvil con las ruedas girando hacia arriba. Al cabo de unos segundos, el espantoso hombre  salió del vehículo con solo una herida de bala en el brazo, en ese momento comprendí que no había realizado bien la misión y me retiré.
Yo soy un robot sicario con la mente hecha para matar. Trabajo para una agencia llamada R.I.P.D (Plataforma De Inteligencia Robótica). Allí nuestro objetivo es erradicar el mal del mundo, por lo que vigilamos a todos y cada uno de los habitantes del planeta, y al que quebranta la ley o comete un crimen es exterminado. El espantoso señor que iba en el vehículo era un hacker que estaba pirateando nuestro sistema de vigilancia y como eso es un crimen  debía exterminarlo, pero según las reglas de mi agencia el robot que falle una misión debe ir a la base para ser desactivado.  Pero tenía un mal presentimiento sobre ese señor así que me fui a un piso franco en la ciudad. Allí lo estuve observando durante 9 días y al décimo cuando  volvía de comprar el pan, yo lo estaba esperando delante del portal de su casa para exterminarlo. En cuanto me vio soltó la barra de pan y hecho a correr, como era de esperar yo lo perseguí hasta llegar a un edificio en ruinas en el cual él se dio la vuelta, chasqueó los dedos y derrepente  salieron de las columnas medio derruidas 10 hombres armados y me acribillaron a balazos. Con ese acontecimiento ya era la segunda vez que fallaba esa misma misión, la diferencia es que esta vez ya no podría volver a intentarla, porque...había muerto.

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